PUCHE: «SER MUJER Y ENTRENADORA REQUIERE MUCHO SACRIFICIO»

Por Ariadna Cañameras

Montse Puche es la única mujer entrenadora de la División de Honor Femenina. Tuvo una etapa brillante como jugadora: es la tercera máxima goleadora de la historia del combinado nacional (736 tantos) y la quinta con más internacionalidades (196), además de haber participado en los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) y Atenas (2004). No solo es una de las mejores jugadoras de la historia que ha representado los colores de nuestro país, sino que también forma parte de ese equipo mágico que, hace justo 20 años, logró levantar la única Champions League que una escuadra española de balonmano femenino tiene en su palmarés.

Ahora, Puche sigue escribiendo la historia de nuestro balonmano desde los banquillos. Desde que llegó al Super Amara Bera Bera, el conjunto vasco no había perdido ningún título nacional por el que había peleado… Hasta esta temporada. La Copa de la Reina se esfumó en la prórroga ante el Rocasa Gran Canaria y el trofeo de la Liga Loterías se aleja poco a poco en una temporada lastrada por las lesiones. La maestra Puche responde a la situación del campeonato liguero, qué pasará la próxima temporada con uno de los mejores equipos del país, cuenta muchas anécdotas de aquella histórica Champions y habla como única entrenadora en la élite de nuestro balonmano. 

Foto: Xavier Solanas


Solo quedan dos jornadas para finalizar la Liga Loterías. Esperáis que el Guardés pierda…

Hasta el final siempre hay que mantener esa esperanza. Está bastante complicado, pero nada es imposible.

¿Qué efecto han tenido las lesiones a lo largo de la temporada?

Han sido importantes. Muy, muy importantes. En el partido ante Rocasa también tuvimos una baja muy importante para nosotras, Maitane [Etxeberria], y yo creo que nos afectó mucho. Desde luego, las bajas de Alicia [Fernández] y Esther [Arrojería] influyeron muchísimo: son dos centrales natas y tocó volver a empezar prácticamente desde cero y convencer al equipo de que esto se podía sacar adelante.

Venimos de unos años dulces para el Bera Bera, logrando casi un pleno de títulos. ¿Qué supondría no ganar ni la Copa ni la Liga esta temporada?

Bueno… Las circunstancias han venido así. Yo creo que con la plantilla que teníamos y cómo veníamos jugando no se puede considerar como un fracaso, sino como una temporada más de aprendizaje, de saber que el deporte muchas veces te pone piedras en el camino y que para estar ahí arriba tienes que sortearlas absolutamente todas. Desde luego, hasta el parón de marzo el equipo estaba fenomenal, en un momento óptimo, y las lesiones nos han condicionado muchísimo a la hora de afrontar la parte final de la temporada. Bien es cierto que hemos estado, y estamos, luchando hasta el final, tanto en la Copa como en la Liga, y con eso es con lo que nos quedamos: somos un equipo muy trabajador, muy peleón y vamos a estar dando guerra siempre.

Foto: Mayka Adrover – Phototeca B&N

De cara a la próxima temporada. Sabemos que hay jugadoras, como por ejemplo Ana Martínez, que tienen ofertas más allá de nuestras fronteras. ¿Cómo afecta eso a la configuración de la plantilla del próximo año?

Es bastante complicado porque, en el caso de Ana Martínez, por ejemplo, es una jugadora con muchísimo peso dentro del grupo y que nos aporta muchísima calidad. Pero claro, son cosas que tenemos que asumir: no podemos pelear contra otros equipos que tienen muchísimos más recursos que nosotros y no podemos decirle a la jugadora que se quede sabiendo que tiene otras ofertas muchísimo más suculentas que la nuestra. Tocará reestructurar y pensar en jugadoras que puedan aportar y sustituir, en la medida de lo posible, a las que se marchen.

Recientemente se han cumplido 20 años de la única Champions de balonmano femenino que tiene un equipo español. ¿Qué recuerdas esa época?

Son recuerdos inolvidables, para qué te voy a engañar. Fue una temporada muy dura en muchos aspectos, pero preciosa en todos los sentidos. Vivimos muchísimas cosas durante ese año: cada eliminatoria, cada partido, cada viaje, la competición… Aquí en España fue un año increíble, donde lo ganamos absolutamente todo. Con muchas dificultades porque fíjate cómo era la cosa que viajábamos nueve jugadoras a cada partido, que hoy en día eso sería inimaginable.

Foto: Montse Puche (Facebook)

¡Y muchas historias! Morskova, por ejemplo, nos contó que jugasteis en Bosnia justo después de la guerra, Pareja narró una mala experiencia en Macedonia

¡Sí, sí! A lo mejor la gente cree que esto es una “milonga” pero… ¡Es real! Hasta ese momento que acababa de terminar la guerra, ningún equipo de fuera de Bosnia había ido a jugar una competición internacional de ningún deporte… Éramos las primeras. Nos llevaron a hacer una visita por la ciudad y en el primer sitio donde nos llevaron había muchísima gente esperándonos con flores y allí había caído una bomba que había matado a más de 100 personas. ¡Estaban los agujeros en el suelo! Nos llevaron a una zona que estaba vigilada por los cascos azules y todas, todas, las casas que había allí tenían marcas de disparos en las paredes… Y la gente, muy bien con nosotros. Y en ese mismo viaje yo creo que nos confabulamos todas. Creo que fue Maite Andreu la que dijo: “Este año vamos a ganar la Champions”.

Y acertó.

Desde ese mismo viaje ya fuimos convencidas de que íbamos a conseguirlo, aunque sabíamos que era muy complicado. Las semifinales las jugamos contra el todopoderoso Hypö que, en aquella época, era como el Györ de ahora. Ellas tenían equipo, una selección mundial: elegían a las mejores de cada país y les pagaban una barbaridad de dinero. En casa nosotras jugamos un partidazo, ganamos de 12, y la vuelta fue una encerrona en toda regla. Yo no he visto ese partido, lo tengo en casa en VHS, pero no he podido verlo. Ese ha sido el único partido de mi vida que cuando entré al vestuario empecé a llorar a lágrima viva, no por la emoción de pasar a la final, sino por todo lo que habíamos vivido en ese partido. Fue tan agónico que no pude reprimir las lágrimas. Habiendo pasado ese partido ya daba igual quién se pusiera delante, porque la final la íbamos a ganar.

¿Crees que algún equipo español volverá a estar en lo más alto?

¡¡Buff!! Hay que trabajar muchísimo para eso. A largo plazo, si se hace un buen trabajo sí. Si realmente se hace una buena planificación, gestión de los clubes y, sobre todo, se logra una mayor inversión en la Liga, a largo plazo se podría hacer algo importante.

Hoy eres la protagonista de esta entrevista porque eres la única mujer que entrena un equipo de DHF. ¿Qué crees que se puede hacer para revertir esta situación?

Es complicado… [pausa larga]. No sabría decirte. Es que mi situación es fácil: no tengo hijos. Esto me facilita mucho las cosas. El hecho de ser mujer y entrenadora requiere mucho sacrificio, mucho. Más que nada porque tienes que sopesar que es lo que más te compensa. Si yo tuviera hijos, este fin de semana que me fui el viernes y llegué el domingo no lo hubiera podido compaginar. No es imposible, pero hay que sacrificar muchas cosas. Facilitar esa situación en la que la mujer pueda tener un poco de ayuda en ese sentido sería bastante importante. Y luego hacer que estos puestos no sean un veto exclusivo de hombres, sino también de mujeres. Y promocionarlo.

Foto: Xavier Solanas

Que las jugadoras pasen a ser entrenadoras.

¡Exacto! Intentar engancharlas. Facilitarles el proceso. Hay jugadoras que pueden seguir aportando mucho al balonmano como entrenadoras. Habría que facilitar que fueran entrenando equipos de la base, que poco a poco se vayan formando también como entrenadoras.

¿En qué beneficia a un equipo de mujeres que la entrenadora también lo sea?

Yo tengo una ventaja respecto a los hombres: sé cómo funciona un vestuario femenino, porque yo estaba allí. He estado más de 20 años jugando en División de Honor y sé perfectamente cómo funciona un grupo. Ya no solo en el vestuario, sino también fuera. Sé lo que a las jugadoras les va bien, lo que no, lo que les gusta, lo que no,… Lo he vivido en el club, en la selección y viajando y, en ese sentido, procuro intentar llevar el vestuario de la forma en que las jugadoras estén lo más cómodas posible. A veces, los entrenadores quieren convertirse en padres o hermanos mayores y las jugadoras no son tontas. Yo confío plenamente en mis jugadoras, no las trato como niñas. Son todas adultas y, si hay alguna más joven, el resto la arropa. Es complicado porque los chicos tienen una manera de actuar y las chicas otra. Ike [Cotrina, segundo entrenador del Bera Bera], por ejemplo, me ha contado alguna anécdota sobre eso: el año pasado, por ejemplo, en algún partido en el que nos lo jugábamos prácticamente todo, la noche anterior estábamos en la cena todas hablando e Ike [Cotrina] estaba alucinado, porque decía que con los chicos lo único que se escucharía es el ruido de los cubiertos chocando con el plato. Y si encima tienes un grupo tan estupendo como el mío, porque son todas estupendas, todavía más.


También te podría gustar...

5 Respuestas

  1. Gran profesional. Está haciendo un gran trabajo en el Balonmano Bera Bera.

  2. Anne R dice:

    Tan profesional que no tiene titulación para ejercer de entrenadora.

  3. Anne R dice:

    otro pone el título y figura como ayudante o delegada

  4. Anne R dice:

    Y como la federación es un cachondeo, lo permite. Y mientras tanto, entrenadores con titulación, en paro.

Responder a Anne R Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *